Siempre recuerdo estas palabras, cuando miro a los sacerdotes de las parroquias a las que voy, con tanto trabajo que no dan abasto. Han tenido que utilizar la ayuda de laicos comprometidos, aunque muchas veces no están tan comprometidos como debieran.
La realidad es que el trabajo apostólico no es atractivo para mucha gente, especialmente los jóvenes de hoy que ni siquiera consideran la vida consagrada como una opción. Los pocos que se atreven a entrar en un seminario se encuentran con miles de dificultades desde la oposición de sus padres (aún siendo buenos católicos), las limitaciones económicas, etc. y cada día son menos las postulantes a monjas.
Se nos viene encima una época de decadencia espiritual, qué pasará con nosotros cuando queramos confesarnos, casarnos, bautizarnos si no hay quien lo haga. Jesús nos da la solución: pidamos al Padre que nos aumente las vocaciones sacerdotales, que nos dé sacerdotes santos y laicos comprometidos que quieran trabajar para el reino de Dios con amor y entrega.
A parte de la oración nosotros podemos contribuir de diversas maneras: apoyando económicamente los seminarios, siendo generosos en las ofrendas, sirviendo en diversos ministerios para propagar el evangelio, mostrarles a nuestros hijos la vida consagrada como una opción de vida.
Oremos hoy por los sacerdotes,las personas consagradas y todos aquellos que trabajan de corazón para dar gloria a Dios.
"Señor, necesitamos más vocaciones sacerdotales,más religiosas, más laicos comprometidos. Envía tu Espíritu para que renueve la faz de la tierra y cada ser humano pueda recibir la buena nueva, hay muchas almas que aún no te conocen, que podamos todos contribuir para que todos sepan quien es el Santo de Israel y tengan vida eterna. Amen"
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