Muchas veces nos molestamos con Dios porque no responde a nuestras oraciones. Sin embargo, esto es una percepción nuestra, El siempre responde lo que pasa es que no siempre lo hace cómo nosotros queremos, El nunca nos dará nada que pueda hacernos perder el camino que El necesita que sigamos para nuestra salvación. Somos nosotros que no sabemos orar, que no sabemos pedir lo que realmente nos conviene, lo que nos dará alegría y gozo eternos.
Al pedir el Espíritu Santo antes de orar nos abrimos a pedir correctamente, aunque nuestras palabras pidan otra cosa, el Espíritu pide lo que verdaderamente necesitamos. Fíjense cuánto nos ama Dios que no permite siquiera que pidamos mal, porque El realmente quiere darnos todo para que vivamos en abundancia.
Debemos vivir rodeados de cizaña, eso significa que nos tropezaremos con gente que nos hará la vida más difícil, pero que no se turbe nuestro corazón y respondamos a ellos como lo haría el Señor, perdonándolos e intercediendo por ellos, así demostraremos que somos la buena semilla del reino de Dios.
"Padre mío, gracias porque me envías tu Santo Espíritu para que interceda por mis oraciones, estoy segura de que todas te llegan y las respondes oportunamente porque quieres lo mejor para mí, aunque no siempre yo sepa lo que es. Sigue cambiando mi corazón por uno que quiera lo mismo que tú para que dé los frutos de santidad que esperas de mí. Amen"
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