Jesús nos repite esta promesa para que no la olvidemos, sentirnos solos es una cosa, pero estar solos es otra. Dios está contigo dondequiera que vayas, dondequiera que estés, por lo tanto aunque te sientas solo no estás solo. Cuando reparamos en esta verdad, nuestra percepción de ella cambia.
A mi me da mucha tranquilidad saber que Dios está conmigo, que sabe por qué lloro cuando veo una película triste, o cuando me entero de personas que sufren mucho por alguna enfermedad o circunstancia. La certeza de que Dios está conmigo cuando me va bien en la vida, cuando obtengo las cosas que le he pedido me llena de felicidad porque sé que si lo tengo es porque a El le ha complacido y es para mi bien.
Lo difícil es sentir que Dios está conmigo cuando las cosas no salen tan bien, cuando llevo años orando, pidiendo por algo y no se da, el entender que a veces Dios nos da como única respuesta el silencio y que de todas maneras está conmigo, es un verdadero reto para mi pero lo acepto con humildad porque sé que no será para siempre, ya otras veces he sentido su silencio y siempre a su debido tiempo he recibido sus respuestas que siempre son las que verdaderamente he necesitado.
Entonces, por qué desesperarme,por qué me voy a angustiar si en Dios he puesto mi esperanza, El es mi salvador y en El me gozaré porque está conmigo aunque yo no siempre esté con El.
"Gracias, Señor, por tu fidelidad, no tengo palabras para agradecerte tu presencia en mi vida, especialmente en los momentos donde nadie puede comprenderme. Gracias pro extender tu mano y levantarme cuando me caigo, gracias por levantar mis brazos cuando no pueden sostenerse, gracias porque has puesto en mi corazón un deseo grande de estar contigo también, ayúdame a que así sea. Amen"
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