El Señor, quiere obediencia más que sacrificios, pues nada hacemos con darnos golpes en el pecho si nuestra vida no se corresponde a lo que El quiere de nosotros, que cumplamos sus mandamientos.
Dios es fiel, El cumple sus promesas y nos prometió que si cumplíamos sus preceptos tendríamos éxito en todo, por eso cuando vienen las pruebas lo primero que debemos revisar es si estamos fallándole al Señor, pues como el pueblo de Israel Dios nos suelta a nuestros deseos malos cuando no hacemos lo que le agrada a El.
Por suerte nuestro Padre es también compasivo y misericordioso lo que inmediatamente lo mueve a salvarnos desde que invocamos su Nombre arrepentidos, aún tengamos que pagar las consecuencias de nuestros actos.
Nosotros podemos ser mejores hoy de lo que fuimos ayer, demostremos a este mundo que somos tierra buena, seamos buenos ciudadanos, esposos, padres, hijos, hermanos, compañeros, etc. Dondequiera que vayamos pongamos el nombre del Señor en alto, con nuestras acciones, creando así un sacrificio de alabanza para El.
"Señor, mi mejor sacrificio es obedecer tus mandatos pues no siempre son fáciles de cumplir, pero quiero hacerte feliz y encontrar en ellos mi felicidad, de día y denoche meditaré tu palabra para saber lo qué es bueno y agradable a tus ojos. Amen"
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